
Un
viejo chiste dice que lo peor que puedes tener instalado en el
ordenador después de un virus, es un antivirus. Este tipo de programas
se ha convertido en una necesidad para millones de usuarios, incluso
aunque las amenazas de seguridad hayan cambiado a lo largo de los años.
Hoy hay menos Confickers y Iloveyous dando vueltas por la red pero crecen los ataques de spyware
y los troyanos. Los antivirus han mejorado bastante en los últimos años
y ya no son los devoradores de recursos que eran hace media década pero
aún así es un programa que requiere atención constante
(actualizaciones) y que tiende a ser una molestia para el usuario final.
No
es extraño, por tanto, que los nuevos sistemas operativos y plataformas
móviles estén intentando evitar que hagan acto de presencia. Apple,
por ejemplo, ha usado el argumento de la ausencia de virus en la
plataforma durante años para convencer a los usuarios de PC de dar el
salto hacia sus Macs. Consultores y empresas de antivirus han advertido
de que la plataforma Mac sólo parece más segura porque tiene un menor
número de usuarios y que, de alcanzar una masa crítica, seria el
objetivo de quienes desarrollan este tipo de programas. Esto se ha
escuchado desde mediados de la década pasada y por ahora la profecía sigue sin cumplirse.
En
cierto sentido es una reducción simplista. Windows 7 es mucho más
seguro que las anteriores versiones de Windows y no lo usa menos gente.
La forma en la que está diseñado un sistema operativo tiene mucho que
ver en la vulnerabilidad del mismo. Esta semana ha habido cierto revuelo
por un programa de malware para Mac
que puede considerarse el primer caso medianamente serio para la
plataforma. Hay que darle permiso expreso de instalación pero algunos
usuarios pueden confundirse ya que el programa se disfraza de
“antivirus” y trata de convencer al usuario de que tiene una infección y
debe instalar el programa. Detrás de este elemento, sorpresa, hay una empresa de “seguridad” rusa.
La respuesta de Apple
no ha sido la de recomendar un antivirus sino explicar a los usuarios
los pasos que pueden dar para eliminar el programa de forma manual y
prometer una limpieza automática en la próxima actualización del sistema
operativo para quienes no deseen hacerlo. Que yo sepa Apple no tiene
nada en contra de los programas de antivirus (se venden en las tiendas
de la compañía, de hecho) pero puestos a elegir prefiere que no se usen.
En
el caso de iOS, el sistema para iPhone e iPad, Apple tiene un control
más firme sobre los programas que se venden en la tienda de
aplicaciones, y sí que omite la presencia de antivirus. En el resto de
las plataformas móviles no hay una prohibición expresa (cada uno es
libre de desarrollar y vender un antivirus, si quiere) pero es un asunto
que generalmente se deja en manos de terceras compañías y al que no se
le presta gran atención. Los sistemas operativos móviles modernos, como
iOS o Android se han creado con mecanismos de seguridad con los que es
posible borrar de forma remota aplicaciones que sean maliciosas –Google lo ha usado hace poco-
y el entorno es mucho más cerrado y fácil de controlar que un
ordenador. Por supuesto las empresas de antivirus han intentado entrar
en este mercado pero por ahora es un negocio muy pequeño y que no se
está expandiendo como esperaban.
Conforme evolucionan los
sistemas operativos en este mundo móvil el acercamiento de los
desarrolladores hacia el problema de la seguridad está cambiando. Google
prepara la salida al mercado de sus nuevos ordenadores Chromebook a
mediados de junio y una de las ventajas del nuevo sistema operativo es
que tiene un enfoque radicalmente diferente de la seguridad. Al igual
que ocurre con el teléfono el sistema está centralizado y se actualiza
de forma automática. No existe la posibilidad de instalar aplicaciones
-al menos de momento, Google podría permitir algunas en el futuro- y eso
incluye tanto a virus como a antivirus. El gigante de la red ha
comentado en varias ocasiones que este tipo de enfoque es mucho mejor y
más seguro. Hay quien cree que esto es el final de las empresas de antivirus pero también quienes dudan. En la seguridad, después de todo, hay un componente de ilusión. Nada es 100% seguro. Nunca.