¿Cuánto valen nuestros datos para las empresas?
Por Vipal Monga
Qué artículos compra en el supermercado, a qué publicaciones les pone "Me gusta" en Facebook o cómo utiliza el GPS en su auto son datos cuya recolección y venta están dando pie a negocios enteros.
El
problema es que nadie sabe a ciencia cierta cuánto vale esa
información. Los datos no constituyen un activo, como una fábrica o
dinero en efectivo, y no hay reglas contables para calcular su valor.
"Es
desconcertante que las empresas tengan una mejor contabilidad para sus
muebles de oficina que sus activos de información", dice Douglas Laney,
analista de la firma de investigación tecnológica y consultoría Gartner
Inc. "No puedes manejar lo que no mides", sostiene.
Conforme más compañías comercializan información y utilizan herramientas de análisis de "big data"
para encontrar maneras de generar ingresos, la falta de estándares
para valorar los datos deja una amplia brecha en nuestra comprensión del
mundo empresarial moderno.
Los datos y otros "activos
intangibles", como patentes, marcas registradas y derechos de autor, de
las compañías podrían valer más de US$8 billones, según las estimaciones
de Leonard Nakamura, economista del Banco de la Reserva Federal de
Filadelfia. Eso es casi equivalente al Producto Interno Bruto de
Alemania, Francia e Italia juntos.
Estos intangibles se vuelven
partes cada vez más importantes de la economía global. El valor de las
patentes, por ejemplo, ha pasado a ser un motivo importante detrás de
fusiones y demandas entre gigantes tecnológicos globales como Google
Inc., Apple Inc. y Samsung Electronics Co. No obstante, incluso esos
activos no aparecen en los estados financieros de las empresas.
"Queremos
algún tipo de información contable al respecto, para tener una mejor
idea de cómo las empresas están invirtiendo para crecer", señala
Nakamura.
El asunto no se limita al sector tecnológico. La cadena
estadounidense de supermercados Kroger Co. registra lo que compran los
clientes en sus más de 2.600 locales y también rastrea el historial de
transacciones de sus casi 55 millones de miembros con tarjetas de
lealtad. Analiza los datos en busca de tendencias y luego, a través de
una empresa conjunta, vende la información a proveedores que abastecen
sus estantes con todo tipo de productos, desde cereales hasta gaseosas.
Fabricantes
de productos de consumo como Procter & Gamble Co. y Nestlé SA están
dispuestos a pagar por esa información para adaptar sus ofertas y
marketing a los gustos de los compradores.
Laney y otros estiman
que Kroger recauda US$100 millones al año de la venta de datos, pero
ejecutivos de la cadena prefieren no hablar sobre el tema.
Kroger
asegura que sigue principios de contabilidad generalmente aceptados, que
prohíben a las compañías tratar los datos como activos o considerar el
dinero que gastan en recabar y analizar la información como inversiones
en lugar de costos.
La Junta de Estándares de Contabilidad
Financiera de Estados Unidos (FASB) ha tenido dificultades para
actualizar sus reglas para una economía cada vez más dominada por la
información y la propiedad intelectual. El regulador ha debatido el tema
de los activos intangibles dos veces entre 2002 y 2007. En ambas
ocasiones, complicaciones llevaron a la agencia a retirarlo de su
agenda. El mes pasado, sin embargo, miembros del consejo consultivo
sugirieron nuevamente que la junta estudiara el tema, dice su vocera
Christine Klimek. Entre los temas: ¿cómo se contabiliza el tiempo que
los empleados pasan reuniendo información, como un gasto o una inversión
de capital?
Las empresas también tendrían que estimar la vida
útil de los datos, determinar su valor a futuro, y monitorear y reportar
cualquier cambio en su valor. Analizar esos números sería relativamente
fácil para un activo como una fábrica, pero en el confuso mundo de los
intangibles, hay pocos precedentes de tales cálculos.
La falta de
consenso sobre la forma de medir el valor de los datos crea un punto
ciego en particular para los inversionistas de gigantes tecnológicos
como Facebook Inc., eBay Inc. y Google, que dependen de la información
que recogen para generar la mayor parte de sus ingresos.
"Mucho de
lo que sucede en las empresas no se ve reflejado en informes públicos o
la contabilidad", dice Glen Kernick, director gerente de Duff &
Phelps Corp., firma de asesoría en banca de inversión y valoración.
Los
activos combinados de Facebook, eBay y Google menos sus deudas
equivalen a US$125.000 millones. Sin embargo, el valor total de sus
acciones asciende a US$660.000 millones. Esto refleja el hecho de que el
mercado bursátil sabe que los activos más valiosos de las empresas,
como los algoritmos de búsqueda, las patentes y las enormes cantidades
de informa-ción de sus usuarios y clientes, no aparecen en sus balances.
Eso lleva a muchos inversionistas a valorar las compañías según otros
parámetros más volátiles, como su flujo de caja o perspectiva económica.
Muchos
expertos sostienen que los inversionistas no necesitan saber el valor
exacto de activos intangibles como los datos, ya que se ve reflejado en
el precio de la acción de la empresa.
"Los datos no valen nada si
no sabes cómo usarlos para ganar dinero", dice Laura Martin, analista de
Needham & Co. La información sobre usuarios individuales pierde
valor con el tiempo a medida que estos cambian de paradero o de gustos,
añade. Eso hace que los datos sean materias primas perecederas y más
difíciles de valorar.
De todos modos, depender de la sabiduría
colectiva del mercado puede ser peligroso. Muchos inversionistas
perdieron hasta sus camisas en el estallido de la burbuja puntocom en
2000, que tuvo lugar después de frenéticas compras alimentadas por la
amplia creencia de que las mediciones tradicionales del valor y el
riesgo no importaban en la "nueva economía".
Una de las raras
veces en que las empresas fijan un precio para sus datos es durante las
adquisiciones de compañías. De hecho, el valor de los datos a ser
adquiridos se vuelve cada vez más importante en las fusiones, asevera
Bruce Den Uyl, director gerente de la firma de consultoría AlixPartners
LLP..