Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Entonces, ¿pueden una
foto o gráfica arrojar datos más rigurosos sobre la pobreza? La
respuesta a esta pregunta puede que sea positiva si esa imagen es tomada
a miles de kilómetros de distancia, desde un satélite espacial.
Los astronautas que viajan al espacio reconocen que luego de ver la
Tierra desde 400 kilómetros de distancia logran entenderla desde una
perpectiva diferente. Los expertos espaciales denominan esta sensación
como “efecto balance” y se trata de una profunda admiración por el
planeta y compresión por el ciclo de la vida.
Pero ya no es necesario ser un parte de una misión espacial para ver estás imágenes, desde la NASA TV, la Agencia Espacial Europea hasta Google Earth
y otros organismos se muestra al público en general la transmisión en
vivo de imágenes, panorámicas de la tierra y fotos en sus redes sociales
de manera diaria.
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Imágenes tomadas durante el día permiten distinguir las zonas más
fértiles en tonos de verde, cercanas a inmensas superficies azules, en
contraste con las más secas de color amarronado. Cuando cae la noche,
miles de destellos iluminan las ciudades y pueblos con más acceso a
electricidad, mientras que una gran parte del mundo se encuentra a
oscuras o en penumbras.
Para los expertos en desarrollo, lo que “dicen” esas imágenes es
mucho más que un efecto balance. Combinadas con los datos disponibles,
pueden agregar información que mejore la medición sobre la pobreza en
los diferentes países. Esta fue la hipótesis detrás del estudio Estimación de la pobreza local utilizando imágenes satelitales del Banco Mundial.
“Las imágenes satelitales podrían convertirse en una herramienta para
ayudar a identificar dónde hay pobreza, ya que se pueden realizar
acercamientos a los pueblos más pequeños y monitoreos constantes, que no
son posibles con los estudios tradicionales”, explica Andrea Coppola,
uno de los autores del estudio y economista del Banco Mundial.
Tal como explica Coppola, muchas veces los datos disponibles sobre la
pobreza no son lo suficientemente actuales o rigurosos. De acuerdo al
experto, son pocos los países que logran realizar con frecuencia
encuestas de hogares. Además, los encuestadores o censistas suelen tener
dificultades para acceder a los pobres, y muchas veces la calidad de
esos datos no es del todo rigurosa. Por el contrario, los satélites
recogen datos a un ritmo constante durante todo el año,
independientemente de los peligros físicos o sociales.
El caso de Guatemala
Para probar esta idea, los autores del estudio tomaron el caso de
Guatemala, utilizando datos proporcionados por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) guatemalteco. Con la información de unos 338
municipios, se analizó la relación entre las estimaciones existentes de
la pobreza rural y urbana basadas en información de censos y encuestas
de hogares, la iluminación nocturna (datos de la Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, NOAA), y la reflectividad
de la superficie de la tierra y el follaje (datos de la NASA).
De acuerdo a lo encontrado, los datos de luminosidad fueron
importantes para contribuir a la medición de la pobreza rural, aunque no
lo fueron con la pobreza urbana. Y en el caso de las medidas
satelitales de follaje, se mostró una menor correlación con las medidas
de la pobreza.
Por ejemplo, en la imagen de la izquierda, las zonas negras indican
luz nocturna en 2001 y la de la derecha el mismo parámetro en 2008 en
Guatemala:
Mientras, en la siguiente imagen el color naranja indica luces nuevas
o más intensas y el color azul indica luces menos intensas.
En esta etapa, los datos satelitales no pueden sustituir a los datos
de las encuestas tradicionales en los estudios de medición de la
pobreza. Sin embargo, sí pueden agregar valor y mejorar los resultados
de las estimaciones”, afirma Coppola y resume que “Debemos seguir
explorando las posibilidades de usar nuevas y novedosas tecnologías y
fuentes de datos, que nos ayuden a enfrentar los desafíos del
desarrollo”.
Observar la Tierra
Pero en América Latina, la información que llega desde los satélites
no solo se puede usar para tener datos más precisos sobre la pobreza,
sino también para para prevenir desastres, medir la contaminación del
agua o monitorear el nivel del mar.
“La observación de la Tierra por satélites provee información segura y
que se puede usar consistentemente en todo el mundo, pero es
particularmente útil en entornos con pocos datos, lo cual es muchas
veces el caso en los países en desarrollo”, afirma Anna Burzykowska,
especialista en proyectos del Banco Mundial.
Así, los expertos han utilizado imágenes satelitales para evaluar la disminución del lago Titicaca
en Perú y Bolivia, prevenir inundaciones y deslizamientos en Río de
Janeiro, o incluso registrar las áreas que perdieron árboles y las que
ganaron en la última década en los bosques del Gran Chaco.