Los cuestionarios que circulan en las redes sociales muchas veces tienen un fin diferente del promocionado
¿A
qué famoso te parecés? ¿En qué ciudad deberías vivir? ¿Qué palabras
usás más en internet? ¿Cómo será tu primer hijo? ¿Cuál es tu carrera
ideal? Probablemente, mientras leés esto, un usuario de Facebook,
BuzzFeed o LinkedIn -que tal vez conoces- está haciendo un test sobre
esas y otras varias temáticas desde su celular o computadora.
Y
tal vez no tenga presente que, al tiempo que responde las preguntas, le
estará proporcionando a la empresa que creó el cuestionario (y al sitio
web desde donde lo hace) unos datos tremendamente valiosos de forma
totalmente gratuita.
Las preguntas parecen inofensivas, pero
cuando sirven a los propósitos de una encuesta de internet, la lógica es
casi maquiavélica. "Miden qué respondés, cómo respondés (incluso en qué
respuestas situás el cursor) y a qué velocidad, entre otras cosas, para
incluirte en una categoría determinada", le cuenta a BBC Mundo Jim
Wheeler, director de ciberoperaciones de Protection Group International
(PGI), una firma de seguridad con sede en Reino Unido.
"Son
como tatuajes digitales porque esa información se queda grabada para
siempre en el universo cibernético. Y la gente joven es especialmente
proclive a dar su información personal en internet", explica el
especialista.
Pero ¿de qué información estamos hablando? ¿Y cuáles son los riesgos que corremos al hacerlo?
Todo sobre vos
Dmitry
Bestuzhev, jefe del equipo de Investigación y Análisis para la empresa
de ciberseguridad Kaspersky Lab en América Latina, dice que hay dos
tipos de riesgos. Por un lado, los "riesgos deliberados que toma el
usuario para poder participar en el acertijo, como su nombre, apellido,
sexo, ubicación geográfica, raza y otros datos que, de forma muy clara,
pueden crear el perfil de la persona que responde".
"Por
otro lado, existen preguntas que podrían permitirle al autor de la
encuesta averiguar quién está realmente detrás de las respuestas",
agrega. "Esas preguntas, especialmente si es una encuesta muy larga,
podrían colocarse de tal forma que los usuarios no se den cuenta que
están siendo manipulados".
Además, explica el experto, con la
información de nuestro navegador revelamos, a menudo sin querer o sin
saberlo, qué idioma o idiomas hablamos, cuál es nuestra zona horaria y
nuestra dirección IP (y dirección geográfica).
"Todos estos datos
se recopilan de forma automática cada vez que abrimos una encuesta",
dice Bestuzhev. Además, sostiene Wheeler, hay que tener en cuenta las
preguntas de seguridad a las que muchas veces respondemos sin
percatarnos..
Si un test te pregunta el nombre de tu mascota, el
colegio en el que estudiaste o los nombres de tus padres, es muy posible
que utilice esos datos para hackear tu cuenta y descubrir tus
contraseñas y tus respuestas a las preguntas de verificación.
"Además,
algunos usan la información para crear listas de usuarios vulnerables",
cuenta Wheeler. Y, muchas veces, ni siquiera hace falta responder a un
test; basta con hacer clic o comentar una publicación que permita
identificar a esos usuarios vulnerables. Por ejemplo, explica, todos
esos artículos en las redes sociales que piden que etiquetes a un amigo
para que cambie una imagen permiten a las empresas (y a los
cibercriminales) saber quién es más vulnerable o más ingenuo a la hora
de usar la red.
Pero esa es apenas una de las formas en que las compañías usan todos los datos que les cedemos.
Marketing... y mucho más
Los
usos van más allá de añadir nuevos usuarios a las listas de emails o de
generar tráfico, lo cual también es clave. "Los beneficios para las
empresas varían dependiendo de su naturaleza", explica Bestuzhev.
"Algunas utilizan la información para el marketing, ya que pueden vender
esos datos como sondeos, los cuales son altamente solicitados por
compañías".
Lo que ocurre entonces, explica el analista, es que
las empresas pueden averiguar cosas muy concretas como, por ejemplo, qué
piensan los hombres entre los 18 y 23 años que viven en Europa y que
usan el sistema operativo de Apple.
"Esos datos pueden ser muy
interesantes para terceros y crear perfiles de usuarios. El beneficio,
por supuesto, es financiero. Puede ser directo -al vender los sondeos- o
puede ser también para la creación de productos y servicios dirigidos a
esos perfiles de personas", dice Bestuzhev.
En ese sentido,
Wheeler destaca la importancia de los llamados "medios a la carta", es
decir, hechos para y por el perfil de cada usuario de forma muy
concreta. Spotify, Amazon o Netflix son solo algunos ejemplos.
Y
esto limita también la oferta del usuario que, "en una comunicación cada
vez más global, acaba teniendo un enfoque cada vez más limitado",
afirma el experto. Y, entonces, entran en juego las variables
psicográficas.
Perfiles políticos
A través de un simple
juego de preguntas y respuestas, una empresa de marketing político puede
crear perfiles y detectar aquellos usuarios que más influencia tienen a
la hora de generar opinión. La compañía británica de análisis de datos
Cambridge Analytics construye perfiles psicológicos con este tipo de
datos. Fue contratada por la campaña a favor del Brexit en Reino Unido y
también por el Partido Republicano en Estados Unidos, favoreciendo
primero a Ted Cruz y luego a Donald Trump.
"Cuando creamos nuestra
cuenta o perfil, entregamos toda la información sobre nosotros. Tiene
nuestra foto, nuestra fecha de nacimiento, dónde vivimos; es como una
especie de dosier que tiene la red social y que también puede tener
aquella página que utiliza ese perfil para poder crear la encuesta",
dice Bestuzhev.
¿Qué debemos hacer entonces? ¿Tiene sentido que
desconfiemos de cada uno de esos juegos online o es esta postura
exagerada? "Deberíamos tener buenos hábitos", sostiene Bestuzhev. "Si
solo estamos buscando encuestas en internet porque nos encanta
participar en ellas, esto es algo preocupante", dice el analista.
"En
realidad, no hay encuestas inofensivas, pero existen algunas que fueron
especialmente fabricadas para que quienes están detrás recopilen
nuestra información", agrega. "No hay que ser paranoicos, pero hay que
recordar que una buena encuesta no es un formulario que solicita datos
personales, sino más bien opiniones".
Además, Bestuzhev dice que
el usuario tiene la posibilidad de aceptar o rechazar las políticas de
privacidad que manejan los sitios web donde tomamos esos cuestionarios.
"Es importante verificar la política de privacidad de cada página antes de participar en una encuesta", concluye.
Por
otra parte, Wheeler dice que Facebook debería tener un código ético más
específico ya, que por el momento, "es muy poco claro". "Podría ocurrir
con cierta presión social que revolucionaría el mundo entero. Facebook
ya no es solo una red social; es un medio de información y, cada vez en
mayor medida, un actor político".
En ese sentido, el especialista
señala que "es fundamental que proporcione conciencia cibernética a sus
usuarios y les eduque sobre cómo usar su plataforma de forma más
segura". Mientras tanto, el usuario deberá ser precavido: "Tu
información personal es muy valiosa. Pensá dónde irá a parar antes de
regalarla".