Más del 70% de las aplicaciones para móviles transmite datos personales a empresas de seguimiento.PIXABAY
Nuestros móviles pueden revelar muchas cosas sobre nosotros:
dónde vivimos y trabajamos; quiénes son nuestros familiares, amigos y
conocidos; cómo nos comunicamos con ellos (e incluso qué comunicamos),
así como nuestros hábitos personales. Con toda esta información
almacenada en los dispositivos, no es de extrañar que los usuarios tomen
medidas para proteger su privacidad, como utilizar números de identificación personal o códigos de acceso para desbloquear el teléfono.
El estudio que estamos llevando a cabo junto con nuestros compañeros
ha identificado y está investigando un riesgo importante desconocido
para la mayoría: más del 70% de las aplicaciones para móvilestransmite datos personales a empresas de seguimiento como Google Analytics, la API Graph de Facebook o Crashlytics.
Muy pocas aplicaciones hacen pública su política
de privacidad y, en caso de que lo hagan, suele ser mediante extensos
documentos legales que una persona normal no lee y mucho menos entiende
Cuando los internautas instalan una nueva aplicación Android o iOS,
esta pide permiso al usuario antes de acceder a la información personal.
En términos generales, esto es positivo. Además, parte de la
información que recogen estas aplicaciones es necesaria para que
funcionen correctamente. Por ejemplo, un mapa para móvil sería muchísimo
menos útil si no pudiese utilizar los datos del GPS para encontrar una
localización.
Pero, una vez que la app tiene permiso para recoger esa
información, puede compartir tus datos con quien su creador quiera,
permitiendo así que terceras empresas hagan un seguimiento de dónde te
encuentras, a qué velocidad te mueves y qué estás haciendo.
Las bibliotecas codificadas
Una aplicación no solo recopila datos para utilizarlos en el propio
teléfono móvil. Por ejemplo, los mapas mandan tu localización a un
servidor gestionado por el creador de la app para que calcule las direcciones desde el punto donde te encuentras hasta el destino deseado.
Asimismo, la aplicación puede mandar datos a cualquier parte. Igual
que las páginas web, muchos programas para móviles están escritos
combinando diversas funciones, precodificadas por otros fabricantes y
empresas, en lo que se denomina “bibliotecas de terceros”. Estas
bibliotecas ayudan a los fabricantes a rastrea los intereses de los usuarios, conectar con las redes sociales y ganar dinero mostrando anuncios y otros elementos sin tener que escribirlos de cero.
Sin embargo, aparte de su valiosa ayuda, la mayoría de las
bibliotecas también recogen datos delicados y los envían a sus
servidores o a otra empresa totalmente ajena. Los creadores de
bibliotecas más competentes son capaces de elaborar detallados perfiles
digitales de los usuarios. Por ejemplo, puede que una persona dé permiso
a una aplicación para que sepa cuál es su localización, y que a otra le
dé acceso a sus contactos. En principio, ambos son permisos separados,
uno para cada aplicación; pero si las dos utilizan la misma biblioteca
de terceros y comparten fragmentos de información diferentes, el creador
de la biblioteca puede conectar esos fragmentos.
Los usuarios nunca se enterarán, porque las aplicaciones no tienen
que informarles de las bibliotecas de programas que utilizan. Además,
muy pocas aplicaciones hacen pública su política de privacidad y, en
caso de que lo hagan, suele ser mediante extensos documentos legales que
una persona normal no lee , y muchos menos entiende.
El desarrollo de Lumen
Interfaz
de usuario de Lumen en la que se muestran los datos que se están
filtrando y sus riesgos para la privacidad, encontrados en un juego
llamado “Odd Socks” para móviles Android.ICSI, CC BY-ND
El objetivo de nuestro estudio es dar a conocer cuántos datos se
pueden estar recopilando sin que los usuarios lo sepan, y dar a estos
últimos más control sobre sus datos. Para obtener una imagen de qué datos se están recogiendo y transmitiendo desde los teléfonos móviles, hemos desarrollado nuestra propia app para Android gratis, llamada Lumen Privacy Monitor. La aplicación analiza el tráfico que envían las apps con el fin de revelar qué aplicaciones y servicios por Internet recopilan activamente datos personales.
Como la finalidad de Lumen es la transparencia, el usuario de un
teléfono puede ver en tiempo real la información que recogen las
aplicaciones que tiene instaladas y con quién comparten esos datos.
Intentamos mostrar los detalles del comportamiento oculto de las
aplicaciones de una manera fácil de entender. La investigación también
es importante, así que preguntamos a los usuarios si nos permiten
recopilar algunos datos sobre lo que Lumen observa que están haciendo
sus aplicaciones, pero en ellos no se incluye ninguno personal ni
delicado para la privacidad. Este acceso exclusivo nos permite estudiar
cómo las apps de los móviles recopilan datos personales del usuario y con quién los comparten a una escala sin precedentes.
En particular, Lumen hace un seguimiento de qué aplicaciones están en
funcionamiento en el terminal del usuario, si están transmitiendo desde
el teléfono datos delicados para la privacidad, a qué sitios de
Internet los envían, el protocolo de red que utilizan y qué clase de
información personal manda cada aplicación a cada sitio. Lumen analiza
el tráfico de las apps en el mismo terminal y elimina cualquier
información relacionada con la identidad de la persona antes de
mandárnoslos para el estudio. Por ejemplo, si Google Maps registra la
localización GPS de un usuario y manda la dirección específica a
maps.google.com, Lumen nos dice “Google Maps ha encontrado una
localización GPS y la ha enviado a maps.google.com”, pero no dónde se
encuentra realmente esa persona.
Los rastreadores están en todas partes
Desde octubre de 2015, más de 1.600 personas han utilizado Lumen, lo
cual nos ha permitido analizar más de 5.000 aplicaciones. Hemos
descubierto 598 sitios de Internet que probablemente estaban haciendo un
seguimiento de los usuarios con fines publicitarios, incluidos
proveedores de servicios de redes sociales como Facebook, grandes
compañías de Internet como Google y Yahoo, y empresas de marketing en la Red que operan bajo el paraguas de proveedores de servicios de Internet como Verizon y Wireless.
Hemos descubierto que más del 70% de las aplicaciones que analizamos
conectaron al menos con un rastreador, y que el 15% lo hicieron con
cinco o más. Uno de cada cuatro rastreadores recopiló al menos un
identificador propio del dispositivo, como el número de teléfono o el número IMEIde 15 dígitos exclusivo del terminal.
Los identificadores exclusivos son cruciales para los servicios de
seguimiento por Internet porque permiten conectar los diferentes tipos
de datos personales proporcionados por distintas aplicaciones con una
persona o un dispositivo concretos. La mayoría de los usuarios,
incluidos los que dominan el tema de la privacidad, desconocen estas
prácticas ocultas.
Más que un problema de los móviles
El seguimiento de los usuarios a través de sus dispositivos móviles
no es más que una parte de un problema mayor. Más de la mitad de las
aplicaciones de seguimiento que hemos identificado también actúan a
través de las páginas web. Gracias a esta técnica, denominada
seguimiento “interdispositivos”, los proveedores de servicios pueden
elaborar un perfil mucho más completo de la imagen de uno en Internet.
Transferencias
de datos entre las localizaciones de los usuarios de Lumen (izquierda) y
las de los servidores de terceros (derecha) . A menudo, el tráfico
traspasa las fronteras internacionales.ICSI, CC BY-ND
Por otra parte, cada uno de los sitios que realizan seguimientos no
tiene por qué ser independiente de los demás. Algunos son propiedad de
la misma persona jurídica, mientras que cabe la posibilidad de que otros
sean absorbidos en futuras fusiones. Por ejemplo, Alphabet, la empresa
matriz de Google, es propietaria de varios de los dominios de
seguimiento que investigamos, incluidos Google Analytics, DoubleClick o AdMob, y a través de ellos recopila datos de más del 48% de las aplicaciones que analizamos.
Las leyes de los países de origen de los usuarios no protegen las
identidades de estos en la Red. Hemos descubierto que los datos se
transfieren más allá de las fronteras nacionales, y que a menudo van a
parar a países cuyas leyes sobre la privacidad son de dudosa confianza.
Más del 60% de las conexiones con los sitios dedicados al seguimiento se
realizan con servidores ubicados en Estados Unidos, Reino Unido,
Francia, Singapur, China y Corea del Sur, seis países que han aplicado tecnologías de vigilancia masiva. Es posible que en estos sitios los organismos gubernamentales tengan acceso a los datos, aunque los usuarios estén en países con leyes de protección de la privacidad más estrictas, como Alemania, Suiza o España.
Todavía más preocupante es que hemos observado la presencia de
rastreadores en aplicaciones destinadas a los niños. Al analizar 111 apps infantiles en el laboratorio, vimos que 11 de ellas filtraban la dirección MAC, un identificador exclusivo del router inalámbrico al cual estaban conectados. Esto es un problema, porque es fácil buscar a través de Internet las localizaciones físicas asociadas con unas direcciones MAC concretas.
Recopilar información privada sobre menores de edad, incluido el lugar
donde se encuentran, sus cuentas y otros identificadores exclusivos
constituye una posible infracción de las normas de protección de la privacidad de los menores de la Comisión Federal de Comercio.
Un simple atisbo
Aunque incluyan muchas de las apps Android más utilizadas,
nuestros datos son una pequeña muestra de usuarios y aplicaciones y, por
lo tanto, probablemente representen un conjunto reducido de todos los
rastreadores posibles. Es posible que nuestros hallazgos solamente estén
arañando la superficie de lo que cabe pensar que es un problema mucho
mayor que abarca múltiples jurisdicciones normativas, dispositivos y
plataformas.
Los datos se transfieren más allá de las
fronteras nacionales, y que a menudo van a parar a países cuyas leyes
sobre la privacidad son de dudosa confianza
Es difícil saber qué pueden hacer los usuarios al respecto. Impedir
que la información delicada salga del teléfono puede afectar al
funcionamiento de la aplicación o a la experiencia del usuario. Una
aplicación puede negarse a funcionar si no puede cargar publicidad. De
hecho, bloquear los anuncios es perjudicial para los creadores de
aplicaciones al privarlos de una fuente de ingresos para apoyar su
trabajo con los programas que, por lo general, son gratuitos para los
usuarios.
Que la gente estuviese más dispuesta a pagar a los creadores por usar
las aplicaciones podría ser de ayuda, pero no lo soluciona todo. Hemos
descubierto que, aunque las aplicaciones de pago suelen contactar con
menos sitios de rastreo, también hacen un seguimiento de los usuarios y
conectan con servicios de seguimiento de terceros.
La clave reside en la transparencia, la educación y un marco legal
fuerte. Los usuarios tienen que saber qué información relacionada con
ellos se está recopilando, quién la está recopilando, y para qué se está
utilizando. Solo entonces podremos decidir como sociedad qué
protecciones son necesarias y llevarlas a la práctica. Nuestros
hallazgos, así como los de muchos otros investigadores, pueden ayudar a
volver las tornas y rastrear a los rastreadores.
Narseo Vallina-Rodriguez
es profesor adjunto de investigación, Instituto IMDEA Networks, Madrid,
España; Investigador principal de Redes y Seguridad del Instituto
Internacional de Ciencias de la Computación de la Universidad de
California en Berkeley. Srikanth Sundaresan esbecario de investigación de Ciencias de la Computación de la Universidad de Princeton
Mail: enviotp@gmail.com En AS.: JVG CA Taller TIC (su nombre y apellido)
En un mundo donde los cambios se suceden vertiginosamente, incluso los tecnológicos, es menester asimilar las nuevas tecnologías para su aplicación inmediata y a futuro.