Investigadores de la
Universidad de Novi Sad, Serbia, analizaron las relaciones de poder y la
estructura social de la red social más grande del mundo, con 300
petabytes de información, casi 2000 millones de usuarios y 28.000
millones de dólares en ingresos
Vladan Joler dice que todos los usuarios de
Facebook trabajan en nombre de la compañía.
Con su capacidad para recolectar información, Facebook
es una de las organizaciones más influyentes del mundo. Vladan Joler,
profesor de la Universidad de Novi Sad, Serbia, creó un proyecto llamado
Share Lab para entender mejor la estructura social y las relaciones de poder dentro de la compañía.
Joler
y su equipo querían mirar "debajo de la cubierta" de los algoritmos y
conexiones del gigante tecnológico. Y hace dos años empezaron a
investigar el funcionamiento interno de la que es una de las
corporaciones más poderosas del planeta.
El equipo, el cual
incluye a expertos en análisis ciberforense y visualización de datos,
miró dentro de lo que Joler llama "formas diferentes de infraestructuras
invisibles" detrás de los proveedores del servicio de Internet de Serbia.
"Si Facebook fuese un país, sería más grande que China "
Vladan Joler, Share Lab
Pero
Joler y su equipo tenían los ojos puestos en un blanco más grande. "Si
Facebook fuese un país, sería más grande que China", indica.
El
académico recita los números que, aunque familiares siguen siendo
asombrosos: la joven empresa de Silicon Valley almacena 300 petabytes de
información, cuenta con casi 2000 millones de usuarios y, en 2016,
recaudó US$ 28.000 millones en ingresos.
Y todavía, Joler
argumenta, no sabemos casi nada de lo que ocurre tras bambalinas, pese
al hecho de que nosotros, como usuarios, estamos entregando la mayor
parte del combustible para que la máquina ruede y lo hacemos gratis.
"Todos, cuando publicamos algo, cuando etiquetamos personas con tags, cuando hacemos comentarios, estamos básicamente trabajando para Facebook", indica.
El combustible
Los
datos que proporcionan nuestras interacciones alimenta los complejos
algoritmos que impulsan la red social donde, como dice Joler, nuestro
comportamiento se transforma en un producto.
Intentar desentrañar
procesos que en gran medida están escondidos es una tarea gigantesca.
"Intentamos mapear todas las entradas, los campos en los que
interactuamos con Facebook y los resultados", dice.
Parte de un diagrama de flujo que muestra el mapeo de la influencia y las conexiones de Mark Zuckerberg.
"Mapeamos
los 'Me gusta', los 'Compartir', las búsquedas, la actualización de
estados, las fotos añadidas, los amigos, los nombres, todo lo que
nuestros dispositivos están diciendo sobre nosotros, todos los permisos
que le damos a Facebook a través de aplicaciones, como el teléfono, la
conexión de wifi y la posibilidad de grabar audios".
Toda esta
investigación mostró sólo una fracción de todo el panorama. El equipo de
investigadores analizó las adquisiciones de Facebook y los innumerables
documentos de patentes. Los resultados fueron asombrosos.
Herramientas poderosas
Visualmente
la información se volcó en diagramas de flujo que puede tomar horas
absorber en su totalidad, pero que muestran cómo la información que le
damos a Facebook es usada para calcular nuestra afinidad étnica (los
términos de Facebook), la orientación sexual, la afiliación política, la
clase social, el itinerario de viaje y mucho más.
Share Lab presenta su información en tablas detalladas y diagramas de flujo.
Un
mapa muestra cómo todo, desde los vínculos que publicamos en Facebook y
las páginas que nos gustan hasta nuestro comportamiento en muchos otros
rincones del ciberespacio, que son propiedad o que interactúan con la
compañía (Instagram, WhatsApp o sitios que simplemente usan el log-in de
Facebook), podría estar entrando en un proceso de algoritmos gigante.
Y ese proceso le permite a Facebook apuntar a usuarios con una precisión aterradora, con la habilidad de determinar si les gusta la comida coreana, el tiempo que les lleva ir a su trabajo o la edad de su bebé.
Otro
mapa detalla los permisos que muchos de nosotros le damos de buena fe a
Facebook a través de sus muchas aplicaciones para teléfonos
inteligentes, incluyendo la habilidad de leer todos los mensajes de
texto, la descarga de archivos sin permiso y el acceso a nuestra
ubicación precisa.
Individualmente, estas son herramientas
poderosas; que, combinadas, equivalen a un motor de recolección de
información que, Joler indica, está listo para ser explotado. "Si pensás
solo en cookies, en permisos de teléfonos celulares o simplemente en
retención de metadata, cada una de esas cosas, desde la perspectiva del
análisis de información, es realmente invasiva".
Y en 20 años...
Por años, Facebook ha afirmado que la privacidad de la información y la seguridad de sus operaciones son fundamentales.
"Yo
quería crear impacto -conectar a cada vez más gente- y como había gente
que se nos unía, pensé que querían lo mismo", dijo el jueves el
fundador de Facebook en un discurso que ofreció en la Universidad de
Harvard.
La información de Facebook, por
ejemplo, no puede ser usada por programadores para crear herramientas de
vigilancia. Miles de trabajadores han sido reclutados para controlar el
contenido. Aunque Joles admite que su investigación lo volvió un poco
paranoico por la información que recolectó, está más preocupado por lo
que sucederá a largo plazo.
La información se mantendrá en las
manos de una compañía. Pero incluso si los líderes actuales son
responsables y confiables, ¿qué pasará con quienes queden a cargo en 20
años?
Sin paralelos
Analistas indican que el trabajo de
Share Lab es valioso e impresionante. "Es probablemente la investigación
más completa de mapeo de Facebook que haya visto", indicó Julia Powles,
una experta en legislación y política tecnológica de Cornell Tech, el
campus tecnológico de la Universidad de Cornell, en Nueva York.
"Lo que es más llamativo es la sensación de resignación, la
impotencia de la regulación, la ausencia de opciones, la apatía pública"
Julia Powles, Universidad de Cornell
"La
investigación muestra en frío y en términos calculados cuánto estamos
entregando a cambio de comunicarnos con nuestros amigos", indica.
El nivel del alcance de Facebook puede verse en sus números crudos pero los mapas de Share Lab lo hace ver visceral.
"Realmente no hemos tenido las analogías históricas apropiadas para los gigantes tecnológicos", explica Powles.
Sus
poderes, continúa, se extienden "más allá" de los alcances de compañías
tradicionales o de viejos monopolios como Standard Oil.
Y mientras muchos podrían considerar los objetivos del imperio de Mark Zuckerberg que son benignos, sus resultados no siempre lo son.
Impulsos
Expertos
aseguran que no hay ejemplos en la historia que se comparen con el
poder que las gigantes tecnológicas tienen hoy en día.
Facebook,
argumenta, Powles, "juega con nuestra base de impulsos psicológicos" al
valorar la popularidad por encima de todo lo demás.
No es que
Powles espere que la investigación de Share Lab conlleve a un éxodo
masivo de Facebook o a un aumento dramático en el escrutinio de los
titanes tecnológicos.
"Lo que es más llamativo es la sensación de
resignación, la impotencia de la regulación, la ausencia de opciones, la
apatía pública", indica Powles. "Lo que en sí mismo es una situación
extraordinaria para una entidad que tiene poder sobre la información,
realmente no hay un poder más grande".
Este es el dominio
extraordinario que el equipo Share Lab se propuso ilustrar. Pero Joler
aclara que incluso sus mapas no pueden proveer una imagen precisa de las
capacidades del gigante de las redes sociales .
No
hay garantía, por ejemplo, de que no hay muchos otros algoritmos que
aún están celosamente guardados como secretos comerciales. Sin embargo,
Joles indica, "es el único mapa que existe" de una de las grandes
fuerzas que moldean nuestro mundo de hoy.