Tomaron su nombre de una especie de pájaros australianos que son
capaces de imitar sonidos naturales y artificiales de su entorno, pero no son los primeros en querer hacerlo con la voz humana. Adobe
mostró un prototipo de un software para editar el habla humana al igual
que Photoshop modifica imágenes a fines del año pasado, pero este,
llamado Proyecto VoCo, necesitaba una muestra de al menos 20 minutos para imitar una voz.
El startup canadiense dice que sus algoritmos pueden generar audios con
emoción, haciendo que las voces resultantes suenen enojadas, simpáticas
o cansadas. Según sus desarrolladores, la tecnología tiene diversas
aplicaciones: leer audiolibros con voces famosas, dotar de personalidad a
los dispositivos conectados, devolverle la voz a las personas
discapacitadas y crear voces para películas y videojuegos.
Mientras que estas implementaciones son inofensivas, la tecnología de Lyrebird también podría usarse para generar voces falsas con el objetivo de engañar a terceros.
A nivel local, los cuentos del tío podrían salirse de control y a una
escala mayor, alguien con los recursos necesarios podría generar sin
problema alguno un video falso de un presidente declarando una guerra
para viralizarlo.
Por ahora, el software todavía tiene sus errores. La voz artificial de Donald Trump parece creíble, pero otras tienen un notable aire robótico. En este audio promocional, parece que Trump, Barack Obama y Hillary Clinton hablan sobre la aplicación.
El startup está al tanto de los problemas éticos
que enfrenta su programa y en un apartado de su web discute las
posibles consecuencias y soluciones. “Las grabaciones son actualmente
consideradas como fuertes piezas de evidencia en nuestras sociedades y
en la jurisdicción de muchos países. Nuestra tecnología pone en duda la
validez de esta evidencia y permite fácilmente manipular grabaciones.
Esto podría tener consecuencias peligrosas como declaraciones políticas
falsas, fraude y de forma más general, cualquier problema causado por el
robo de la identidad de otra persona”, escribieron en su sitio web.
La solución que proponen es arriesgada: hacer que la tecnología esté disponible para cualquiera.
Argumentan que de esta forma se sabrá que existe y nadie se dejará
engañar. Pero no todos son aficionados a la tecnología como para estar
al día con los últimos avances. La propuesta de Lyrebird parece no ser
una solución a la disrrupción que traerá.
Por ahora, el
software sigue siendo desarrollado y la empresa todavía no especificó si
la muestra de audio deberá cumplir con ciertos requisitos.