Hay que proteger y ampliar los derechos de los usuarios a una Red abierta, libre y universal
Autor:Tim_Berners
Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web y es fundador
de la World Wide Web Foundation. (Texto adaptado de unas palabras
pronunciadas en la Conferencia Mundial sobre Internet celebrada la
semana pasada en Brasil).
© 2014 The WorldPost/Global Viewpoint Network, distributed by Tribune Content Agency, LLC.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Hace 25 años, Internet llevaba ya 20 años funcionando y
existía la posibilidad de enviar mensajes de correo electrónico, recibir
noticias y entrar en las oficinas desde fuera, pero lo que no existía
era la Red. No había páginas web, ni portales web, ni enlaces. De modo
que inventé la World Wide Web. A medida que el proyecto crecía, vi que
necesitaba colaboradores. Y para conseguirlos acudí a la comunidad de
los técnicos de Internet.
En concreto, fundé el Consorcio World Wide Web (W3C), una
organización con múltiples miembros que elabora estándares abiertos para
garantizar el desarrollo de la Red a largo plazo. W3C trabaja en
distintos aspectos de la tecnología de Internet en colaboración con
numerosas organizaciones, entre ellas el Grupo de Trabajo de Ingeniería
de Internet (IETF en sus siglas en inglés), ECMA/TC39, IANA e ICANN.
Creo que hemos hecho una labor sensata, y espero que estén de acuerdo
conmigo. La Red y su infraestructura de Internet han sido enormes
motores de crecimiento y conocimiento para la sociedad. Y lo que lo ha
permitido ha sido la colaboración entre estas organizaciones y todas sus
partes interesadas.
La contribución de nuestra comunidad técnica ha estado poco
supervisada por los Gobiernos. De hecho, nuestra concepción, según los
criterios de OpenStand, es que la manera más apropiada de construir una
infraestructura técnica para la sociedad consiste en unir a grupos
técnicos de múltiples miembros en los que las decisiones se tomen en
función del interés público y basándose en los méritos técnicos. Las
discusiones son abiertas. Los documentos se pueden consultar gratis en
Internet. En W3C, en concreto, las empresas se comprometen a que, a
medida que se desarrollen los estándares, no van a cobrar derechos de
propiedad intelectual a quienes los apliquen.
La Red debe ser siempre un sistema que no tenga en cuenta las
fronteras nacionales. Hoy en día, la mayor parte del trabajo ya se lleva
a cabo en la comunidad técnica de Internet por encima de las
diferencias nacionales. Me he alegrado de saber que ICANN está iniciando
un diálogo para crear un proceso de revisión de múltiples interesados
en lugar del proceso a cargo del Gobierno de Estados Unidos. Es lo
lógico, puesto que ICANN tiene en cuenta el interés público en todo el
mundo.
Para mí, eso significa que, cuando se tome una decisión sobre un
posible dominio nuevo de primera categoría, la tarea de ICANN será
decidir, de manera transparente y responsable, si de verdad interesa a
todo el mundo en general, y no sólo a quienes quieran lanzar ese nuevo
dominio.
También significa que ICANN debe hacer un uso benéfico de sus fondos,
por ejemplo para sufragar la aplicación de estándares en la tecnología,
reforzar su seguridad e internacionalizarla, mejorar la accesibilidad y
cerrar la brecha digital.
Internet ha florecido gracias al poder colectivo de personas capaces y
conscientes del interés público: al principio, de la comunidad técnica y
el mundo académico, acompañados después del sector privado en general,
la sociedad civil y los Gobiernos. Necesitamos un sistema de gobernanza
de Internet que permita a cada comunidad aportar lo mejor de sí misma al
esfuerzo común pero impida que cualquiera de ellas ponga sus propios
intereses por delante del bien público.
Hace cinco años creé una organización llamada Fundación World Wide
Web para garantizar que la Red siga siendo la Red que deseamos y que
todo el mundo pueda conectarse a ella y utilizarla con libertad.
La Red se ha convertido en un servicio público esencial. Por
supuesto, muchas de nuestras ideas tradicionales sobre los derechos
humanos sirven para todo lo que ocurre en Internet. Pero también hay
algunas cosas nuevas que son importantes:
—La neutralidad en la Red significa mantenerla limpia de
discriminación, ya sea comercial o política. La explosión innovadora
producida en Internet en los últimos 25 años sólo ha sido posible
gracias a su neutralidad. El revolucionario sentimiento social de que es
posible entendernos entre nosotros y vivir en paz depende de que sea
una Red abierta.
—La libertad de expresión es un derecho crucial, pero debe ir unido
al derecho a la privacidad. La vigilancia masiva es tal vez la amenaza
más inmediata e insidiosa contra los derechos humanos en Internet.
Estamos celebrando el hecho de que el Senado brasileño haya aprobado
la ley denominada Marco Civil da Internet, un gran ejemplo del papel
positivo que pueden desempeñar los Gobiernos para promover los derechos
en la Red y mantenerla como un instrumento abierto. En Europa también
están celebrando que el Parlamento Europeo haya aprobado una ley que
protege los derechos de los internautas, incluida una forma de
neutralidad de la Red.
Estos dos hechos demuestran que estamos avanzando. Pero todavía tenemos mucho trecho que recorrer.
Los principios de los derechos humanos en Internet son nuevos y no
todos los aceptan. La Red es cada vez más apasionante gracias a los
avances tecnológicos, pero el 60% de la población sigue sin poder
utilizarla. Al mismo tiempo que Internet da a la gente cada vez más
poder, tanto individual como colectivo, hay numerosas fuerzas que hacen
una mala utilización o amenazan con hacerla y que abusan de los
internautas.
La Red que tendremos dentro de 25 años no está clara, en absoluto,
pero somos nosotros quienes debemos decidir qué queremos que sea, qué
queremos que sea ese mundo. Por eso pido a los usuarios de la Red en
todo el mundo que definan una Carta Magna para Internet. Por eso pido a
todos los países que sigan el ejemplo de Brasil y elaboren leyes
positivas que protejan y amplíen los derechos de los usuarios a una Red
abierta, libre y universal.